Alejandro Togores Sosa, Santa Cruz de Tenerife, 1945. Periodista y artista plástico. Miembro de la Academia de Televisión. Como artista plástico ha realizado más de veinte exposiciones individuales y participado en más de setenta colectivas. Su obra se encuentra en Museos, Colecciones y lugares públicos. Redactor de Televisión Española y director de programas culturales entre 1987 y 2005. Escribió los guiones y dirigió las series documentales “Nuestra Tierra” y “Nuevos Tiempos”, series de 13 capítulos cada una en las que se reflexionó sobre la realidad que construimos con nuestra mirada confrontándola con las miradas de la Ciencia y del Pensamiento Ecológico. Estas series fueron emitidas por la 2 de Televisión Española y por su Canal Internacional.
Actualmente dirige la asociación ALOE y, dentro de ella, el proyecto www.aica.tv, en el que se reflexiona sobre el lenguaje audiovisual y su evolución desde la prehistoria hasta este momento en que logramos crear imágenes iguales, repetidas, en color, con movimiento y sonido que pueden ser recibidas y emitidas en y desde cualquier lugar del planeta. Este proyecto plantea, asimismo, la incidencia de un mundo de imágenes en el desarrollo intelectual que debiera permitir a los jóvenes desarrollar su capacidad de abstracción.

Si ves el barco, te enamoras... Eso es un buen estímulo; aunque muchas veces todo empieza contemplando o descubriendo una imagen que me sugiere un plano y, ese plano, una historia que contar; lo siguiente es contarla porque se me hace inevitable... En el caso de este documental, sin embargo, fue ese enamoramiento lo que me hizo contemplarlo más profundamente. Cuando fui descubriendo no sólo su estética -tiene una estampa bellísima-, sino todo lo que significa desde distintos puntos de vista en la historia, se me hizo evidente que, colaborar con la Fundación

que lo mantiene y lo ha salvado del desguace, era casi una obligación. Lo primero que decidimos es que el vapor “La Palma” lo trataríamos como el valor mundial que es, es decir, una joya de la ingeniería marítima fruto del avance que supuso la Revolución Industrial.
Por otro lado, consideramos situarlo en el momento de la gran expansión del Imperio Británico porque así se explicaba su presencia en Canarias. En distintas partes del mundo también ocurrió que los puertos de carboneo para la flota mercante inglesa supusieran un acercamiento al nuevo mundo que surgía con la Revolución Industrial; un nuevo mundo que en el Archipiélago Canario supuso una mayor comunicación entre las poblaciones de las Islas y, por tanto, un mejor conocimiento del territorio y de la realidad social y cultural de cada una de ellas.
Con estas primeras impresiones, ordenamos toda la información que, a nuestro parecer, reflejaban esa realidad y escribimos un guión que, aún reflejando en muchas ocasiones lo local, aparecía de tal manera que personas de distintas partes del mundo pudieran entenderlo y sentirse identificados por haber vivido ellos o sus familiares situaciones similares; por ejemplo la luz eléctrica era una realidad en el Correíllo “La Palma” sin aún serlo en muchos lugares; también en este sentido este vapor transformó la realidad, no sólo transportaba correo, de ahí su nombre “Correíllo”, sino ideas, tecnología y, en definitiva, fue todo un símbolo del momento.
El que Diego Navarro se uniese al proyecto supuso contar con un compositor, con un creador muy brillante y con el entusiasmo e ímpetu que lo caracteriza, además de su prodigiosa sensibilidad.
Con mucha facilidad se estableció entre nosotros una corriente de entendimiento que resultó inestimable; todavía al recordarlo, revivo la gran emoción y arrobamiento que nos producía escuchar los avances y novedades que nos mostraba en su estudio.

Desde mi postura de Director y Guionista, fue una gran ayuda contar con él y con el entendimiento común del audiovisual. Eso facilitó, es más, hizo muy fluido el trabajo en común porque con su música pude descargar, en gran medida, el aspecto emocional que tiene toda imagen, algo en lo que yo tenía mucho interés para que la parte visual y la narración oral fuesen portadoras más precisas de la mucha y variada información que pretendíamos transmitir.
En definitiva, una gran suerte y un privilegio que Diego Navarro se implicara como lo hizo en la banda sonora.
Es sabido que para realizar un documental hay que contar con muchas personas e instituciones que colaboren porque entienden y hacen suyo el proyecto; en otras palabras, que se prestan a colaborar amablemente. Por eso, los que trabajamos en este especialidad audiovisual siempre estamos agradecidos por tanta colaboración desinteresada. La producción de un audiovisual no se hace exclusivamente desde la eficiencia y la eficacia, las situaciones que permanentemente se plantean requieren de mucha sensibilidad y comprensión. No siempre es fácil esta tarea.
Este documental no fue una excepción, tuvimos que contar con muchas personas y con muchas instituciones. Los encuentros se produjeron entre Inglaterra, las Islas Canarias, Madrid y Barcelona; sin embargo, todo se desarrolló fluidamente, todos colaboraron entendiendo que las fechas y lugares que se sugerían facilitaban nuestro trabajo.
Si a todo esto le sumamos que los más directamente relacionados con el barco rebosan entusiasmo por su recuperación porque aman al Correíllo, tenemos que decir que, además de sentir agradecimiento, nos impregnamos de ese entusiasmo que tanto nos ayudó. Toda una experiencia, todo un privilegio hacer este trabajo.